Reverendo Padre Don Ángel Haro Garrido
Padre Ángel Haro Garrido |
- NACIMIENTO E INFANCIA:
El Padre Ángel Haro Garrido nació en Vera el 1 de noviembre
de 1925 del matrimonio entre Juan Ángel Haro y María Garrido (los cuales
tuvieron otros dos hijos: Juan y Antonia); en el seno de una familia
profundamente cristiana.
Su padre, Guardia Civil (lo que supuso que la familia
tuviera que cambiar en diversas ocasiones de domicilio), falleció cuando Ángel
sólo tenía 4 años. Sus estudios primarios transcurrieron entre Vera, Olula del
Río y Valdemoro; y el bachillerato, en el Colegio de la benemérita Infanta Mª
Teresa de Madrid hasta 1936. Tras el estallido de la Guerra Civil vuelve a Vera
donde, a pesar de tener tan sólo 11 años, trabaja en una tienda de ultramarinos
para contribuir a los gastos del hogar.
Una vez finalizada la Guerra retoma sus estudios,
concluyendo el bachillerato en el colegio La Providencia, también perteneciente
a la Guardia Civil, esta vez en Valladolid. Decide ingresar en el Seminario
Diocesano vallisoletano con el fin de cursar estudios eclesiásticos,
permaneciendo allí tres años (y donde fue alumno de D. Marcelo González Martín,
el que sería posteriormente primado de España en Toledo).
- FINALIZACIÓN DE SUS ESTUDIOS Y ORDENAMIENTO COMO
SACERDOTE:
A causa del reuma articular que padecía decide volver a
Almería, en cuyo seminario finaliza sus estudios de Humanidades y de Filosofía
y Teología. Se ordenó sacerdote el 17 de junio de 1951 y su primer destino fue
la Parroquia de Partaloa, donde permaneció durante poco tiempo, al nombrarle el
Obispo Director Espiritual del Seminario Menor de Almería y, en 1961,
Vicerrector del Mayor.
- VUELTA A VERA Y FALLECIMIENTO:
Debido a su delicado estado de salud y a su deseo de ejercer
su apostolado de forma más directa con el pueblo, solicita al Obispo su
nombramiento como Coadjutor de la Parroquia veratense, donde falleció el 18 de
abril de 1976.
- PERSONALIDAD Y LEGADO:
De su personalidad destacaban su generosidad y humanidad,
mostrándose siempre dispuesto a entrega su ayuda a cualquiera que pudiera
requerirla, especialmente a los más necesitados. Durante la Guerra y Posguerra
llegaba a privarse en ocasiones de pan o de parte de su comida para compartirla
con quienes se encontraban en situación de penurias (especialmente con presos
en la cárcel de Valladolid), o incluso repartiendo su ropa de paisano.
En diversas ocasiones manifestó la acuciante falta de
recursos materiales y educativos de las familias veratenses que vivían en
situación de desamparo, impulsando la construcción de viviendas con fines
sociales para las mismas así como un colegio cercano, para lo cual gestionó la
adquisición de un almacén a tal fin.
Don Ángel Haro se granjeó el afecto y simpatía de todos los
que le rodearon, los mismos que reconocían sus extraordinarias virtudes y dotes
sacerdotales, por lo que le llamaban de niño curica y, ya de mayor, Santo
Varón y Padre Haro.
Así, Vera honra hoy la memoria de unos de sus más piadosos e
ilustres hijos dando su nombre al colegio público que así se denomina (y por
cuyas aulas, el que escribe pasó).
No en vano, el epitafio en su tumba reza: «encendí mi vela en lugar de maldecir mi oscuridad».
No en vano, el epitafio en su tumba reza: «encendí mi vela en lugar de maldecir mi oscuridad».
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