José María Ponsoda Bravo nació en la barcelonesa Calle de Valencia, de padres valencianos, un 21 de septiembre de 1883, siendo el menor de 2 hermanos.
Se inició en el mundo del arte con el estudio del escultor Torrás, y a la temprana edad de once años ya se dedicaba a la escultura. Desde su ingreso en las escuelas salesianas compaginaba sus estudios en éstas con la teoría del arte en la Academia Oficial de Bellas Artes.
Con dieciocho años se trasladó hasta Valencia, donde comenzó a trabajar en el taller del que sería su mentor, Damián Pastor. Cuatro años después Ponsoda se establece por su cuenta abriendo su estudio, primero en el Carrer de la Bora de la Cequia y posteriormente en la Plaza de San Lorenzo Nº 2, desde donde salieron imágenes hacia diversos puntos de la geografía española, sobre todo en la zona levantina e incluso, hasta Colombia y Argentina. En al año 1909 participó en la Exposición Regional de Valencia, resultado galardonada su escultura de María Magdalena (la cual, actualmente, adorna el panteón familiar).
El 4 de mayo de 1932 fue condecorado con la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice (condecoración que se otorga como premio al servicio prestado a la Iglesia), hecho que supone un punto de inflexión en su vida.
José María Ponsoda se casó en primeras nupcias con Dolores Molina Bravo de Ponsoda, con quien tuvo seis hijos, de los cuales ninguno de ellos vivió más allá de la infancia. La muerte terminaba de cebarse con el artista, llevándose a Dolores tras una larga enfermedad el 25 de enero de 1946. Tiempo después contraería matrimonio con la que fue su esposa hasta el final de su vida, Amparo Boix Ballester.
Por su taller pasaron como aprendices grandes imagineros, como Carmelo Vicent, Julio Benlloch, Francisco Llorens, José Rausell, entre otros.
Su primera obra fue un Sagrado Corazón para el municipio de Moncada (Valencia), la cual fue destruida durante la Guerra Civil. Y es que, fue precisamente a consecuencia del Conflicto que nuestro que la labor de nuestro protagonista adquiere enormes dimensiones, pues gran parte de su obra se destino a sustituir o a restaurar el arte entonces perdido.
Particularmente orgulloso se mostraba de un encargo de grandísima responsabilidad: la restauración de la histórica imagen de la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia, dañada durante la Guerra, llegando a declarar al respecto: “... como valenciano, debo poner mi alma y mi labor al servicio de Valencia y nada ha habido para mí como esa restauración de nuestra amada Patrona”.
En lo referente a su obra, ésta se extiende principalmente por todo el levante, siendo especialmente prolífico su trabajo en la localidad alicantina de Almoradí, donde llega a reunir casi una treintena de imágenes cristíferas y de santos (unas 27).
Así, un 17 de octubre de 1963, nos dejaba uno de los imagineros de referencia en todo el levante, y uno de los más brillantes del S. XX. Las principales obras salidas del taller de Ponsoda Bravo son las siguientes:
1-Inmaculada concepción para el Arma de Infantería de Valencia (1918)
2-Santa Eulalia, patrona de Totana (1939)
3-Ecce Homo, Callosa de Segura (1939)
4-NP Jesús Nazareno, Vera (1940)
5-Stmo. Cristo de las Campanas, Almoradí (1940)
6-San Andrés, patrón de Almoradí (1940)
7-San Abdón y San Senén, Almoradí (1940)
8-NP Jesús Nazareno, Cox (1941)
9-Cristo Yacente de reducidas dimensiones, Almoradí (1941)
10-Ntra. Sra. de la Candelaria, Albatera (1941)
11-NP Jesús Nazareno, Cocentaina (1942)
12-San José, Almoradí (1942)
13-Cristo Yacente, Almoradí (1942)
14-San Emigdio, Almoradí (1942)
15-San Francisco Javier, Almoradí (1942)
16-San Juan de la Palma, Almoradí (1943)
17-Cristo de la Buena Muerte, Pinoso (1944)
18-Señor de la Caída, Almoradí (1944)
19-Cristo crucificado ``Miserere´´, Almoradí (1945)
20-Santiago Apóstol, Orihuela (1946)
21-San Pedro Papa, Rojales (1949)
22-Ecce Homo, Molins, Orihuela (1959)
Entre algunas otras obras cabe mencionar una imagen de la Inmaculada Concepción, para la Catedral de Valencia; de Santa María Salomé, realizada durante sus primeros años; o una imagen de Santa Teresa, para Almoradí.
Se inició en el mundo del arte con el estudio del escultor Torrás, y a la temprana edad de once años ya se dedicaba a la escultura. Desde su ingreso en las escuelas salesianas compaginaba sus estudios en éstas con la teoría del arte en la Academia Oficial de Bellas Artes.
Con dieciocho años se trasladó hasta Valencia, donde comenzó a trabajar en el taller del que sería su mentor, Damián Pastor. Cuatro años después Ponsoda se establece por su cuenta abriendo su estudio, primero en el Carrer de la Bora de la Cequia y posteriormente en la Plaza de San Lorenzo Nº 2, desde donde salieron imágenes hacia diversos puntos de la geografía española, sobre todo en la zona levantina e incluso, hasta Colombia y Argentina. En al año 1909 participó en la Exposición Regional de Valencia, resultado galardonada su escultura de María Magdalena (la cual, actualmente, adorna el panteón familiar).
El 4 de mayo de 1932 fue condecorado con la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice (condecoración que se otorga como premio al servicio prestado a la Iglesia), hecho que supone un punto de inflexión en su vida.
José María Ponsoda se casó en primeras nupcias con Dolores Molina Bravo de Ponsoda, con quien tuvo seis hijos, de los cuales ninguno de ellos vivió más allá de la infancia. La muerte terminaba de cebarse con el artista, llevándose a Dolores tras una larga enfermedad el 25 de enero de 1946. Tiempo después contraería matrimonio con la que fue su esposa hasta el final de su vida, Amparo Boix Ballester.
Por su taller pasaron como aprendices grandes imagineros, como Carmelo Vicent, Julio Benlloch, Francisco Llorens, José Rausell, entre otros.
Su primera obra fue un Sagrado Corazón para el municipio de Moncada (Valencia), la cual fue destruida durante la Guerra Civil. Y es que, fue precisamente a consecuencia del Conflicto que nuestro que la labor de nuestro protagonista adquiere enormes dimensiones, pues gran parte de su obra se destino a sustituir o a restaurar el arte entonces perdido.
Particularmente orgulloso se mostraba de un encargo de grandísima responsabilidad: la restauración de la histórica imagen de la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia, dañada durante la Guerra, llegando a declarar al respecto: “... como valenciano, debo poner mi alma y mi labor al servicio de Valencia y nada ha habido para mí como esa restauración de nuestra amada Patrona”.
En lo referente a su obra, ésta se extiende principalmente por todo el levante, siendo especialmente prolífico su trabajo en la localidad alicantina de Almoradí, donde llega a reunir casi una treintena de imágenes cristíferas y de santos (unas 27).
Así, un 17 de octubre de 1963, nos dejaba uno de los imagineros de referencia en todo el levante, y uno de los más brillantes del S. XX. Las principales obras salidas del taller de Ponsoda Bravo son las siguientes:
1-Inmaculada concepción para el Arma de Infantería de Valencia (1918)
2-Santa Eulalia, patrona de Totana (1939)
3-Ecce Homo, Callosa de Segura (1939)
4-NP Jesús Nazareno, Vera (1940)
5-Stmo. Cristo de las Campanas, Almoradí (1940)
6-San Andrés, patrón de Almoradí (1940)
7-San Abdón y San Senén, Almoradí (1940)
8-NP Jesús Nazareno, Cox (1941)
9-Cristo Yacente de reducidas dimensiones, Almoradí (1941)
10-Ntra. Sra. de la Candelaria, Albatera (1941)
11-NP Jesús Nazareno, Cocentaina (1942)
12-San José, Almoradí (1942)
13-Cristo Yacente, Almoradí (1942)
14-San Emigdio, Almoradí (1942)
15-San Francisco Javier, Almoradí (1942)
16-San Juan de la Palma, Almoradí (1943)
17-Cristo de la Buena Muerte, Pinoso (1944)
18-Señor de la Caída, Almoradí (1944)
19-Cristo crucificado ``Miserere´´, Almoradí (1945)
20-Santiago Apóstol, Orihuela (1946)
21-San Pedro Papa, Rojales (1949)
22-Ecce Homo, Molins, Orihuela (1959)
Entre algunas otras obras cabe mencionar una imagen de la Inmaculada Concepción, para la Catedral de Valencia; de Santa María Salomé, realizada durante sus primeros años; o una imagen de Santa Teresa, para Almoradí.
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